El delirio lunático del presidente sobre una intención separatista en Venezuela es el resultado de su delirante terror por la ya evidente derrota que sufrirá en las elecciones de noviembre en las gobernaciones, alcaldías y concejos legislativos de todo el país. Sin embargo, hay que decir que esta supuesta denuncia del presidente sí persigue un objetivo más oscuro que el de la simple acusación retórica.
Se busca producir un efecto contrario a lo que se denuncia. Es una especie de juego invertido para lo cual él denuncia algo que por tanto debe corregir. Entonces, si hay un “plan secesionista”, entonces se debe profundizar la centralización para evitar tal desmán propiciado por “el imperialismo”. De eso se trata simplemente.
Debemos dar un paso al frente en la profundización de la descentralización pero jamás bajo el criterio de autonomía alguna, porque somos indudablemente venezolanos. Sin embargo, la intención centralizadora no persigue una planificación nacional del desarrollo económico y social de nuestro país, sino más bien la profundización de un modelo de dominación en manos del mismo presidente, quien busca concentrar el poder para perpetuar su presencia en él de manera indefinida.
Hay que condenar cualquier tentativa autonomista, puesto que sería la mejor forma de contribuir con los planes del presidente y no con las necesidades de libertad de nuestra nación venezolana. Pero los potes de humo que se han comenzado a lanzar desde el ejecutivo buscan una situación conflictiva donde sea el presidente el atacado, y esto le permita convertirse en el gran elector, vista la deprimida condición de sus liderazgos regionales. Pero esto no puede desviarnos de nuestro principal objetivo: ganar las elecciones regionales para lograr avanzar en un proceso de desarrollo económico y social, y en la profundización de la verdadera democracia.
Su clara relación con las FARC evidencia de su tendencia a colocarse fuera de los intereses de nuestro país. Un aspecto importantísimo en las pruebas aparecidas en el computador del guerrillero muerto por el ejército colombiano, Raúl Reyes, es que esta relación con las FARC, entre otras cosas, era utilizada para garantizar la formación de una tropa personal para su defensa, también personal. Debemos estar preparados para triunfar democráticamente en las elecciones venideras, pero también para no dejarnos distraer con estas trampas caza bobos que pretende poner el presidente. Debemos concentrarnos en profundizar proyectos que concreten en nuestros estados el sueño de desarrollo que hemos sostenido siempre. Este debe ser el principal ejercicio político en esta etapa; concentrarnos en consolidar una estructura organizativa que garantice la defensa de nuestros derechos, y la defensa de nuestras elecciones, porque la salida en Venezuela, y hay que condenar las aventuras, es y será democrática.
Se busca producir un efecto contrario a lo que se denuncia. Es una especie de juego invertido para lo cual él denuncia algo que por tanto debe corregir. Entonces, si hay un “plan secesionista”, entonces se debe profundizar la centralización para evitar tal desmán propiciado por “el imperialismo”. De eso se trata simplemente.
Debemos dar un paso al frente en la profundización de la descentralización pero jamás bajo el criterio de autonomía alguna, porque somos indudablemente venezolanos. Sin embargo, la intención centralizadora no persigue una planificación nacional del desarrollo económico y social de nuestro país, sino más bien la profundización de un modelo de dominación en manos del mismo presidente, quien busca concentrar el poder para perpetuar su presencia en él de manera indefinida.
Hay que condenar cualquier tentativa autonomista, puesto que sería la mejor forma de contribuir con los planes del presidente y no con las necesidades de libertad de nuestra nación venezolana. Pero los potes de humo que se han comenzado a lanzar desde el ejecutivo buscan una situación conflictiva donde sea el presidente el atacado, y esto le permita convertirse en el gran elector, vista la deprimida condición de sus liderazgos regionales. Pero esto no puede desviarnos de nuestro principal objetivo: ganar las elecciones regionales para lograr avanzar en un proceso de desarrollo económico y social, y en la profundización de la verdadera democracia.
Su clara relación con las FARC evidencia de su tendencia a colocarse fuera de los intereses de nuestro país. Un aspecto importantísimo en las pruebas aparecidas en el computador del guerrillero muerto por el ejército colombiano, Raúl Reyes, es que esta relación con las FARC, entre otras cosas, era utilizada para garantizar la formación de una tropa personal para su defensa, también personal. Debemos estar preparados para triunfar democráticamente en las elecciones venideras, pero también para no dejarnos distraer con estas trampas caza bobos que pretende poner el presidente. Debemos concentrarnos en profundizar proyectos que concreten en nuestros estados el sueño de desarrollo que hemos sostenido siempre. Este debe ser el principal ejercicio político en esta etapa; concentrarnos en consolidar una estructura organizativa que garantice la defensa de nuestros derechos, y la defensa de nuestras elecciones, porque la salida en Venezuela, y hay que condenar las aventuras, es y será democrática.
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