sábado, 16 de febrero de 2008

El desastre petrolero entrega nuestra soberanía





William Dávila Barrios

Las órdenes judiciales para congelar bienes de PDVSA por 12.100 millones de dólares obtenidas por la transnacional Exxon Mobil por el proyecto de Cerro Negro, mientras se decide la disputa que ambas empresas enfrentan en un tribunal internacional, estremecieron el mundo Financiero, sobre todo los Bonos de la República, esos que el gobierno, para controlar la inflación con bombos y platillos, el año pasado lanzó en oferta Pública. Sus precios cayeron en perjuicio de los tenedores que ahora ven mermados sus ahorros.

Lo más significativo del embargo es que jamás ni nunca la política petrolera de Chávez podrá igualarse a la política nacionalista petrolera que incluso gobiernos anteriores llevaron a la práctica cuando se nacionalizo el petróleo en Venezuela. La política petrolera del gobierno de Chávez ha sido epiléptica, sólo se ha fundamentado en los precios del petróleo, lo cual no condenamos per se, pero ha descuidado el carácter soberano que debería tener, porque de los aumentos del precio del petróleo los únicos beneficiados han sido las grandes transnacionales que han multiplicado sus ganancias, y dentro de ellas la Exxon Mobil.

Nuestros pueblos no se han beneficiado para nada de esa montaña de dólares que Chávez utiliza para sus proyectos geopolíticos personales. Esto de la Exxon Mobil es una incongruencia con la política antiimperialista que retóricamente anuncia Chávez, porque no sólo le entrega a las grandes transnacionales el negocio petrolero, sobre todo, a partir de 2001 con la nueva Ley de Hidrocarburos, sino que en los contratos de asociación con empresas extranjeras en materia de petróleo se ha insertado una cláusula de sometimiento a arbitraje internacional, es decir, que la retórica antiimperialista es pura paja porque a la hora de la chiquita Chávez nos ha entregado a los tribunales extranjeros.

Hay que salir a la calle en una gran “marcha por la dignidad nacional y el abastecimiento popular”, todos en un solo movimiento dejando de lado la cuestión electoral, porque simplemente estamos en riesgo de perder la República. Vendrá la represión contra la disidencia y el movimiento popular, la amenazas contra Globovisión, la separación de las elecciones regionales y de Alcaldes, etc., porque en el corto plazo tendremos problemas de flujo de caja de la industria petrolera, volatilidad en los mercados internacionales e incremento en la percepción del riesgo de la República, por lo que hay que embarcarse en una lucha para salvar la república.



(Articulo publicado el 12 de febrero del 2008 en la Columna Avanzada del Diario El Nuevo Pais)

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